miércoles, 16 de noviembre de 2011

Editorial - Sanidad, ¿futuro incierto?

Sanidad,
¿futuro incierto?

        Coincidiendo con la entrada del nuevo Gerente del Hospital General de Tomelloso, los responsables del Partido Popular de la región siguen apostando por la sanidad pública gratuita y desmienten que se vaya a ir hacia la privatización, olvidando el mensaje de los expertos cuando inciden en la necesidad de realizar un diagnóstico real de la situación del sistema sanitario y sus problemas, ahondando en la necesidad de establecer un cronograma de actuaciones con el fin de garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario para las generaciones venideras.
        Al igual que en muchas regiones, como en Cataluña, se ha llegado a hablar de que esta Comunidad autónoma está casi en quiebra, dado los mil doscientos millones de euros de deuda existentes, repartida entre las farmacias, ambulancias, beneficiarios de la Ley de Dependencia, residencias y proveedores, entre un largo etcétera, una situación que ha venido creciendo durante los últimos años y ha heredado el nuevo Gobierno.
        Por otro lado, no hay que olvidar que el gasto sanitario crece de manera exponencial debido a que la población se está multiplicando y los recursos son menores, ha aumentado la esperanza de vida y no dejan de incorporarse a la cartera de servicios nuevas prestaciones, lo que hace necesario políticas de eficiencia, donde se está hablando del copago como medida disuasoria del gasto o que paguen parte de la sanidad aquellos que más posibilidades de renta tienen en aras a la sostenibilidad. Otra cosa son los intereses políticos y la campaña electoral con vistas al próximo 20 de noviembre.
        Alguien habló de desburocratizar el SESCAM, de administrar adecuadamente los recursos y de garantizar a los ciudadanos la atención sanitaria, como se viene haciendo hasta ahora. Pero es inconcebible en plena crisis que pacientes que pueden ser resueltos en Atención Primaria sean derivados a Urgencias hospitalarias (utilizando la ambulancia de taxi), que existan funcionarios que son invisibles, que se recete alocadamente, ya que la sanidad es gratis, entre un largo etcétera de puntualizaciones. Por contra, es inadmisible el aumento de las lista de espera, que la atención en los hospitales no sea la adecuada, que las urgencias estén colapsadas y los hospitales se hagan la competencia unos a otros en vez de existir áreas sanitarias para facilitar la atención a los pacientes.
        Todo ello, es un cúmulo de circunstancias y un serio problema que se debe abordar para no poner en peligro un sistema sanitario público, donde la sociedad civil sepa la realidad de las cosas en vez de camuflarse con falsos informes. Mientras, el nuevo gabinete de Cospedal habla de un Plan de Garantías de Servicios Sociales Básicos para atajar el problema, el camino se empezará a ver con el borrador de los presupuestos de 2012 y su ejecución.
       No hay que olvidar que la Sanidad necesita unas previsiones objetivas, dada la movilidad demográfica afectada en más o menos por los avatares políticos-económicos. Es evidente que si el sistema sanitario ha sido válido en el último medio siglo, debe de seguir siéndolo, porque no es la primera situación crítica del país.


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