MARÍA DEL PILAR GÁNDARA MORATILLA
Comercial y periodista (Madrid)
Los tiempos cambian
Con el paso del tiempo y las nuevas tecnologías siempre creemos que hay cosas que nunca pueden llegar a pasar y hechos que nos parecen ya imposibles, hasta que suceden.
Quién nos iba a decir que, en pleno siglo XXI, un barco, pero no un barco cualquiera, sino un trasatlántico dedicado a grandes cruceros, podría hundirse como el ‘Titanic’ hace ya un siglo. Me refiero al accidente del crucero italiano ‘Costa Concordia’, ocurrido en la isla Giglio, que provocó su hundimiento parcial el 13 de enero, requiriendo la evacuación de más de cuatro mil personas, de las cuales pereciendo más de una veintena, entre decenas de heridos.
Como en plena película de James Cámara, los pasajeros vivieron escenas de terrible pánico, todo se movía de un lado a otro bajo la luz apagada.
Desesperados por conseguir alcanzar un bote salvavidas, miles de personas se agolpaban a los lados del barco intentando huir, muchos incluso se lanzaron al mar y llegaron nadando hasta la orilla de la isla.
Otros con peor suerte murieron ahogados o desaparecieron en las aguas. Por supuesto, no estamos en 1912 y a día de hoy los equipos de rescate funcionaron de forma eficaz, lo cual dio lugar a que muchos de los pasajeros sobrevivieran.
Llama la atención poderosamente la actitud del capitán. Acostumbrados todos a las grandes películas y a la realidad en donde la figura del capitán orgulloso de su barco y dando una lección de valentía y coraje, no lo abandona nunca e incluso fallece con él.
Pues este nuevo capitán moderno y cobarde paso supuestamente de toda moral y se marchó el primero. Supongo que haciendo honor a la legendaria frase “Pies para que os quiero”. Vamos que lo de “las mujeres y los niños primero”, pasó a la historia.
¡Qué vergüenza!, como cambian los tiempos.
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