sábado, 25 de febrero de 2012

ARTICULISTAS - Voces - Ángel Olmedo Jiménez


ÁNGEL OLMEDO JIMÉNEZ
Sub director de PASOS, escritor y letrado

Vergüenza torera
(o responsabilidades y altura de miras respecto de un Hospital)

        Supongo que es debido al inevitable arreciar de palabras tales como “prima de riesgo”, “modelo de eficiencia”, “sostenibilidad”, “agencias de calificación” et altri, unido a la especie de responsabilidad que uno sienta al hallarse empadronado en Tomelloso y contar con el, indudable, privilegio de una columna mensual desde la que mostrar sus opiniones.
        Reitero, estimo que tiene que ser ese cúmulo de circunstancias el que llaman (obligan) al apartamiento de la vena más literaria para permitir que las palabras sirvan como análisis de los comportamientos derivados del anuncio, el pasado 2 de diciembre de 2011, de la señora Cospedal, presidenta de la Junta, de que diversos hospitales, entre los que se encuentra Tomelloso, pasen a funcionar mediante una gestión “público/privada”, entre otras medidas que afectan al sector sanitario.
        Es curioso, releyendo su discurso de investidura, pronunciado en fecha 20 de junio de 2011, sus únicas palabras sobre hospitales fueron las siguientes: “Un Gobierno que se ocupe de la calidad en la atención universal y gratuita de nuestros hospitales. Vamos a analizar el estado de ejecución de los hospitales de Cuenca y Toledo. Asimismo, estudiaremos el estado de ejecución de todas las ampliaciones de la cartera de servicios y plantilla, prometidas, en otros hospitales. Lo vuelvo a decir: Mi Gobierno será el mayor baluarte de la gratuidad, de la universalidad y de la calidad de los servicios públicos de Castilla-La Mancha. Todo ello, con un objetivo futuro: la libre elección de médico y hospital”.
        Y, respecto de las medidas generales que su Gobierno deseaba adoptar: “Es un programa global que abarca decenas de medidas de austeridad, fiscalidad, empleo, políticas de crecimiento, competitividad, infraestructuras e innovación, además de políticas sociales en educación, sanidad y bienestar social”. Reparen en dónde se halla situada la coma, separando lo que son medidas de austeridad de las políticas sociales, siendo que estas últimas se dirigirían a educación, sanidad y bienestar social.
        Pues bien, como ciudadano castellano-manchego afectado por el anuncio de la Presidenta el día 2 de diciembre, y, sobre todo, ante la escasísima concreción en la información facilitada por los organismos públicos respecto del modelo (y su configuración) en la gestión, he de volver a poner en tela de juicio la (rectitud en la) actuación de nuestros políticos, y, a mayor abundamiento, ahondar en la desconfianza que generan la volatilidad de sus declaraciones.
        A estos efectos, el alcalde, Carlos Cotillas, a resultas de un comunicado emitido por IU sobre la posible privatización del Hospital, manifestaba el día 31 de octubre, que: “Ni se ha planteado, ni se plantea, ni se planteará. El hospital es de gestión pública y si alguien tiene pruebas de lo contrario lo que tiene que hacer es demostrarlo” (eldiadigital.es).
        Nuestro Alcalde ha variado, sustancialmente, su discurso, llegando a afirmar el 16 de enero, en la audiencia posterior a la manifestación reivindicativa, que “con el nuevo sistema de gestión, en el que la administración regional se apoya en la iniciativa privada se podrá dar una mejor sanidad en nuestra población, una mayor eficacia en la gestión del centro y la puesta en marcha de todos los servicios que el hospital puede prestar (…) tenemos que decirles que el gobierno de Tomelloso y el gobierno de Cospedal estamos trabajando para garantizar que la sanidad en nuestra ciudad sea una sanidad pública, de servicio público, porque la gestiona el SESCAM” (los subrayados son míos). Por su parte, ese mismo día, el delegado de la Junta, Lucas-Torres, en rueda de prensa, refiere que “la gestión del hospital de Tomelloso será pública apoyada en la iniciativa privada” (EFE. 16 de enero). También en esa jornada, el gerente del Servicio de Salud, Luis Carretero, en entrevista en medio televisivo, reproducida en la página web de la Junta de Comunidades, explica (sic): “Lo que buscamos es encajar las potencialidades del sistema sanitario público, pues tenemos uno de los mejores del mundo, junto con la capacidad del sector privado de aportar gestión y eficiencia» (de nuevo, el subrayado es mío).
        A este humilde español, se le antoja complicado mantener que la gestión de un Hospital seguirá siendo pública, pero que se acometerá un nuevo modelo de dicha actividad (la gestión) con apoyo/colaboración en la iniciativa privada y, máxime, cuando todavía, salvo levemente por el señor Carretero, no se ha trasladado al ciudadano el alcance y concretos extremos del concierto que alcanzaría el Gobierno autonómico con la entidad privada hacedora de la eficiencia.
       Como uno no se resiste a efectuar las solicitudes de información a sus responsables políticos, envié correo electrónico pidiendo los términos en que tal acuerdo para “el apoyo privado de la gestión del Hospital de Tomelloso” se llevaría a cabo. Aún no he recibido respuesta, pero no desespero, confío en que la responsabilidad política de los gobernantes les conduzca por los términos adecuados, en atención a sus obligaciones.
        Como ustedes bien saben, el tema de la gestión privada de los hospitales públicos viene de lejos (en 1999, el Hospital de La Ribera, de Alcira fue el primero en acudir a este tipo de actuación, siendo línea seguida en la Comunidad Autónoma de Madrid). Su fracaso en Gran Bretaña fue sonado y estrepitoso (atiéndase al Informe del Parlamento británico, emitido en diciembre de 2011, sobre el modelo PFI o a las conclusiones del artículo “Chequeo de los hospitales públicos con gestión privada” de Gonzalo San Segundo en la edición española de Medical Economics, abril de 2007). Sus defensores, no obstante, son acérrimos (véanse las declaraciones de Alberto de Rosa, director general del grupo Ribera Salud, en los Desayunos de Sanidad, organizados por PriceWaterouseCoopers en Madrid, en noviembre de 2010). Y, para conformar el escenario de opiniones, las dudas amplias, véase Informe del CES “Desarrollo Autonómico, Competitividad y Cohesión Social en el sistema sanitario”.
        Con todo, y en defensa de nuestros intereses, los ciudadanos debemos de continuar saliendo a la calle, reclamar información y guardar en la memoria las actuaciones de los políticos, de todos.
       A la mía, ahora atribulada, viene, por ejemplo, la inasistencia del señor Cotillas a la histórica manifestación por la Igualdad, Dignidad e Integración de Tomelloso en el año 2000 y el imperdonable llamamiento a que no se secundara la manifestación del 6 de diciembre de 2001, o el olvido por parte de los sucesivos representantes locales socialistas de las declaraciones de los señores Bono y Barreda asegurando que “el AVE a Jaén sin lugar a dudas pararía en Tomelloso”, entre otra suerte de lindezas que demuestra el clientelismo de nuestros políticos tomelloseros para con sus mayores.
        Y con esa altura política, se ahondan mis sentimientos de incertidumbre y desconfianza, y se impulsa mi fuerza para continuar clamando por el ejercicio responsable de las funciones políticas y de gobierno.
        Para que ellos (los políticos) no olviden, nunca, jamás, que los ciudadanos, siempre estaremos allí, recordando que nuestro voto es el que los sostiene (y los derriba), con sumo respeto. El mismo que reclamamos.


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