MONTSE FERNÁNDEZ ALONSO
Mi corazón, el motor de la vida
(I)
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Perder peso, llevar una dieta equilibrada, hacer más ejercicio físico y dejar de fumar, son unas de las principales recomendaciones para evitar enfermedades cardiacas.
Muchas veces no somos conscientes de la importancia el que tiene el corazón, fundamental órgano de nuestro cuerpo. La verdad es que utilizamos la palabra corazón sin pararnos a pensar que éste es el motor de la vida.
En tiempos pasados la palabra corazón ha tenido similares representaciones y en todas ellas ha significado algo lleno de movimiento y energía como para el médico y escritor chileno Hernán Baeza que significa “saltador” y hace referencia a los saltos que da el corazón en el pecho en respuesta a los esfuerzos y las emociones. En la tradición Hindú se representa gráficamente el centro de energía o chacra del corazón como un ciervo o antílope en actitud de saltar.
Este órgano tan fundamental de nuestro cuerpo está situado entre los pulmones, en el centro del pecho, levemente inclinado hacia la izquierda. Es el gran músculo que impulsa la sangre en el interior de nuestro organismo a través de un sistema cerrado de canales -los vasos sanguíneos-. A la misma vez dispone de un sistema eléctrico encargado de la formación y conducción de estímulos, que provocan el movimiento de este gran músculo.
De una manera sencilla, diremos que nuestro corazón está formado por cuatro cavidades, dos en la parte superior (aurículas) y dos en la parte inferior (ventrículos), la sangre pasa de las aurículas a los ventrículos gracias a dos llaves de entrada que se llaman válvulas saliendo de los ventrículos a través de dos válvulas de salida. Estas llaves permiten que la sangre fluya en una sola y adecuada dirección.
Toda la sangre de nuestro organismo la mueve el corazón, a través de tuberías llamadas vasos sanguíneos, que recorren todo nuestro cuerpo, dando vida a nuestros pulmones, riñones, estómago, cerebro, etcétera. Si en algún momento estas tuberías llegan a obstruirse parcial o totalmente se crearía un serio problema, pues el riego sanguíneo se vería gravemente afectado. Es como si en un jardín en el que hemos instalado un sistema de riego algún tramo se cortara, la zona donde no llegase el agua se secaría.
Los vasos sanguíneos pueden llegar a obstruirse a lo largo de la vida por unos hábitos inadecuados como pueden ser fumar, llevar una dieta rica en grasas y colesterol, el consumo excesivo de sal en las comidas, hacer poco o ningún ejercicio físico y abuso en la ingesta de bebidas alcohólicas. Si todo esto lo unimos a otras enfermedades como son la tensión arterial alta, diabetes, obesidad, acido úrico alto o también factores como la edad, la genética o antecedentes familiares, podemos estar ante un inminente peligro, ya que si la obstrucción está en los vasos sanguíneos que riegan el corazón, podremos hablar de angina de pecho e infarto agudo de miocardio, que pueden llegar a comprometer nuestra vida.
En el próximo número trataré de explicarles que es y cómo prevenir un infarto agudo de miocardio.
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