sábado, 25 de febrero de 2012

EDITORIAL - Los bancos jalearon la compra de viviendas

Los bancos jalearon la compra
de viviendas

        El incremento del número de lanzamientos de viviendas o desahucios de muchas personas por no poder hacer frente a sus hipotecas como consecuencia del desempleo, es una muestra de los efectos de la crisis económica. El año pasado se produjeron cuarenta mil casos y las perspectivas hablan de que, en el 2015, algo más de quinientas mil familias en España habrán perdido su hogar, convirtiéndose en un verdadero drama.
        Anotando algunos datos sobre el mercado inmobiliario, en este país hay 1.900.000 pisos de primera y segunda mano a la venta, 1.300.000 que están en proceso de construcción, 2.600.000 de segunda mano en grandes centros urbanos vacíos, lo que significa que hay pisos para atender los próximos catorce años, con la particularidad de que los precios han bajado casi un cuarenta por ciento en los últimos seis años y la previsión es de continuar el descenso.
        El problema no es sólo el de los endeudados sino también de las cajas y bancos por acumular una importante cartera de viviendas a las que apenas les pueden dar salida, otorgándoles más pérdidas que beneficios. Ante ello, economistas, catedráticos y abogados proponen la conversión temporal de la hipoteca en alquiler para evitar que los pisos queden vacíos, permitiendo a los deudores seguir viviendo en ellos, pagando un alquiler con opción de compra. También se habla de eliminar cláusulas abusivas de las hipotecas, delimitar unos intereses por la demora en el pago o refinanciar la deuda, entre otras aplicaciones.
        La realidad es que el lanzamientos en ejecuciones hipotecarias supone un drama para las familias que al final no pueden hacer frente a sus compromisos por el caos económico, además de que el sistema no tiene en cuenta el importe crediticio pagado por los afectados y tienen que asumir posibles embargos (propiedades y nóminas), así como la deuda pendiente.
        Haciendo un análisis sobre la situación, es evidente que los poderes públicos son los que han impulsado la propiedad privada en lugar de un régimen de alquiler más asequible, y los bancos han jaleado a miles de familias a endeudarse por ser la única forma de acceder a la compra de vivienda. Después, se ha comprobado estadísticamente cómo millones de mileuristas hicieron una operación por encima de sus posibilidades, sin ser advertidos por nadie de los riesgos y la ruina que se les podía venir encima en un futuro no muy lejano.
        Quizá, este problema no hubiese tenido tantos efectos negativos hacia la economía de este país si las entidades crediticias no hayan sido tan ambiciosas y hubiesen hecho mejor sus tareas, como conceder operaciones con las garantías de solvencia suficientes. La realidad es que, desde hace unos ocho años, se han concedido operaciones hasta del ochenta por ciento del valor de tasación de la casa (sin contar la picaresca de las sobrevaloraciones), permitiendo que los clientes pudieran escriturar la casa, comprar el ansiado vehículos y enseres, desconociendo que luego «viene Paco con las rebajas». 


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