Los 'indignados'
dejan huella
La Plataforma ‘Democracia Real Ya’ se ha movilizado en varias localidades de la provincia de Ciudad Real para hacer llegar sus protestas contra el desempleo, los recortes sociales y la situación económica. En el caso de Tomelloso, unas setenta personas se han concentrado durante varios sábados en la Plaza de España, los cuales se han sumado a la llamada de movilización nacional que, en esta población, recorrió la calle Don Víctor.
Haciendo un pequeño esbozo del movimiento aparecido el 15 de mayo (15-M), se produce en vísperas de las elecciones autonómicas y municipales, en el que una oleada de indignados acamparon en la Puerta del Sol de Madrid para protestar sobre la situación socio-económica, gracias a las llamadas realizadas a través de los foros sociales. Esta situación provocó, inicialmente, el desconcierto de las autoridades públicas, las cuales trataron de reprimir las concentraciones en un reflejo de defensa del orden público, si bien Interior no impidió que los manifestantes ocuparan las grandes vías, dado que diariamente se iban sumando numerosas personas en solidaridad y apoyo a las demandas ciudadanas.
Así, nacía una plataforma al margen, supuestamente, de los partidos políticos y sindicatos, incitando a un fenómeno de masas, más allá de la protesta puntual que exige mayores cauces de participación ciudadana y mecanismos de transparencia. La principal referencia ideológica de esta explosión de descontento se concretaba en un manifiesto ‘indignados’ que describía el malestar de la sociedad, sobre todo, gente joven muy preparada -con carreras- incluida en la larga lista del paro (cercana a los cinco millones de personas), la fuerte crisis económica, en la que el sacrificio recae a una parte de la sociedad, mientras que los gobiernos se están plegando a las exigencias de los mercados internacionales y sectores financieros.
Todo parece indicar que el clima de debate creado por la campaña electoral precipitó la eclosión del movimiento reivindicativo, tras no encontrarse respuestas al malestar de los indignados y no percibirse mensajes alentadores por parte de las formaciones políticas.
En cualquier caso, los jóvenes indignados hicieron gala de mantener un orden estricto, basado en una actitud pacífica y respetuosa, en la que canalizaron las propuestas mediante debates, grupos de trabajo y comisiones articuladas bajo un proceso asambleario y una estructura horizontal para dar luz verde a cuatro puntos básicos: reformar la Ley Electoral, para lograr más representación y participación ciudadana; combatir la corrupción ofreciendo más transparencia política; mejorar la separación de los poderes públicos y crear mecanismos de control ciudadano para poder exigir responsabilidades.
La Junta Electoral central quiso impedir que los indignados se manifestaran durante la jornada de reflexión del 21 de mayo, teniendo como respuesta que miles de personas desafiaron la prohibición desde las calles, lo que hizo que la concentración madrileña se extendiera a otras ciudades españolas, como Barcelona, Bilbao, Valencia o Sevilla, provocando que el Gobierno tuviera que tolerar nuevamente la presencia de ‘Democracia Real Ya’ por miedo a desórdenes graves; mientras, los partidos políticos parecían desconcertados ante este movimiento de fondo.
Pasadas la elecciones, cuando los manifestantes se cuestionaban si se retiraban de los espacios públicos, la barcelonesa Plaza de Cataluña era violentamente desalojada, incrementando la indignación popular por la actuación policial (dado que se desataron diversos heridos por ambas partes) y volvió a darle más fuerza a los protagonistas, quienes se posicionaron en las puertas de los parlamentos de Cataluña y Madrid, llegando a impedir la entrada a las sesiones plenarias a una parte de sus «señorías».
Debate vivo
Según un sector ciudadano, sería conveniente que el debate se mantuviera vivo y que los jóvenes del colectivo continúen alerta para evitar abusos sociales impropios de un país democrático, en el que debe imperar la igualdad y la justicia, unos apuntes que los indignados están haciendo ver a través de varias rutas por la geografía española que culminarán con otra gran movilización en Madrid.
Se trata de un desafío único que ha despertado conciencias, que han venido a desmontar la pasividad de una gran parte de los jóvenes, demostrando que -una parte- son capaces de implicarse hasta la saciedad.
En cualquier caso, se han suscitado voces críticas sobre el movimiento, en el que se habla de una lucha difusa, donde no se ha ofrecido un programa claro, como constituirse en una fuerza política y saber quién encabeza el concepto ideológico.
Mientras, los propietarios de los establecimientos de las plazas invadidas por la Plataforma, denuncian que se han vulnerado las leyes de la libertad en los espacios públicos, donde los responsables de Interior han hecho caso omiso, parlamentando sobre una crisis económica internacional, que han conllevado reformas y legislado leyes que no va a atraer cambios inmediatos.
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