jueves, 19 de mayo de 2011

Articulista - Carta a Mario - Ángel Olmedo Jiménez

ÁNGEL OLMEDO JIMÉNEZ

Carta a Mario

        Querido Mario:
        Acabo de reparar en que ésta será la primera ocasión en la que podrás ejercer tu derecho a voto.
        Maldito enano, te estás haciendo mayor (y, aunque puedas no creerme, eso me preocupa más por mí que por ti).
        Pues eso, que habrás recibido la cartulina en casa en la que, salvo error administrativo en la configuración del censo electoral (si se produjo yerro, reclama, no me seas perezoso) te indican la mesa en la que, el próximo 22 de mayo, puedes acudir a depositar tu voto.
        Ya imagino que tendrás algunas mejores cosas en las que pensar ahora que en ese deber ciudadano que es expresar, en términos temporales reglados, la opinión sobre nuestros gobernantes patrios.
        Sí, estoy de acuerdo contigo, ninguno te infunde confianza pero, atiende, es como con tu equipo de fútbol, pueden hacer la peor temporada del mundo, podrán estar agraviando el honor de la camiseta que visten, pero son los tuyos y los que, para bien o para mal, defienden tus intereses.
        No te pediré que bautices tu encuentro con las urnas como lo hice yo. Aún recuerdo que acudí acompañado de mis padres, a los escasos cinco minutos de que el colegio electoral abriera.
        También recuerdo los churros y el chocolate de después que repararon algún pequeño percance de la noche anterior (¿qué nos vamos a contar, Mario? Los caminos que pisamos nos resultan novedosos, pero todos fueron previamente caminados por otros transeúntes).
        Ya sabrás que tu país te concede la oportunidad de señalar a tus representantes en el Ayuntamiento (sigues censado en Tomelloso, ¿verdad? Como me entere que reniegas de tus orígenes, y no me vengas con el cuento de que “no de nacimiento”, encontrarás un pequeño regalo en breve en tu buzón de correo electrónico) y en las instituciones gubernamentales autonómicas.
        Bueno, sí, hablando con precisión no los puedes elegir, son las estructuras de partido los que conforman las listas y tú las apoyas o no. Ya conoces que los modelos pensados para núcleos poblaciones amplios distan de ser perfectos.
Esta carta se está convirtiendo en una auténtica hoja de ruta y estarás esperando que concluya con una dirección en tus designios, ¿o no?
        Pues, sí, Mario, esta vez me voy a mojar y voy a hacerlo.
        Ve a votar y haz lo que te dé la gana.
        Ya sé que te sentó mal que Carlos Cotillas intentara añadirte como amigo al Facebook cuando igual por la calle ni te saludó jamás (yo tampoco entiendo como se utilizan las plataformas electrónicas para hacer campaña, hijo, pero tú que eres más joven que yo deberías asumir que ésta es la sociedad en la que todos, de un modo u otro, permitimos participar), que tus principios de estudiante de diseño te impiden votar a un candidato cuya fotografía en el cartel anunciador parece recortada por alguno de sus hijos menos duchos en las artes plásticas y, que, finalmente, desconfías de las posibilidades de otorgar gobierno a partidos que puedan diferir de los colores autonómicos y nacionales (máxime con la necesaria conjunción que ha de existir para que, algún día, nos sean concedidas las justas reivindicaciones que merecemos… Que, sí, joder, que yo también estoy cansado del Samar o de tener que pisar tierra en ese Alcázar de San Juan al que, como poco, le deparo mis más íntimas desavenencias).
        No dejes de votar.
        Hazlo en blanco. Introduce un nulo. Son opciones tan válidas como cualquier otra (si optas por el nulo, por favor, sé imaginativo y envía un mensaje a navegantes, algo así como “Tomelloso, no olvida. Vamos a seguir luchando por el que es nuestro”), pero no dejes de acudir, es tu responsabilidad para con tu pueblo, aunque ya cada vez lo pises menos.
        Y, bueno, respecto de los otros mayores, la Comunidad Autónoma, qué te voy a decir.
        Seguro que has revisado aquellas declaraciones de determinados líderes que prometieron lo que, a día de hoy, todavía no ha llegado.
        No me cabe la menor duda, te tengo por un chico espabilado, que consideras que hay personas que hacen de la política su trabajo y que saben que determinadas soldadescas son previas a ascensos a cúpulas nacionales… Eso se llama política de tierra quemada y los perjudicados son los que quedan por el camino.
        Ya sé que odias esa bipartidismo PP – PSOE y que te gustaría que, de una maldita vez por todas, las intenciones y desvelos de la tercera población de la provincia de Ciudad Real se oyera en las cámaras autonómicas…
        Pues, como decía aquel mítico luchador mexicano, órale, pinchecito, y démosle una madriza.
        Quienquiera que guíe nuestros designios autonómicos ha de saber que este municipio está dispuesto a luchar y que su eventual incompetencia o desatención será sancionada con nuestro reproche (sí, macho, aquella máxima inolvidable: “no busque un culo al que pegar la patada que sabes has de dar en aquél”).
        Y ahora preguntarás que cuál será mi actuación, ¿verdad?
        Pedí el voto por correo y enviaré los sobres para su inserción en la urna (tú ya no necesitas mayor explicación).
        Sé bueno… O, mejor, sé malo, pero cuídate.
        Tuyo. Siempre.
        Abrazo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario