Campo de Criptana sufre
la primera víctima
la primera víctima
por violencia de género
La primera víctima, por violencia de género, ha tenido lugar en Campo de Criptana, al fallecer Juliana Monreal tras recibir presuntamente varias puñaladas de su marido, hombre que intentó suicidarse tras lanzarse al vacío desde un segundo piso, resultando gravemente herido. El suceso provocó la repulsa de los vecinos y el tejido socio-político en general.
PASOS
Haciendo una pequeña descripción de lo sucedido en la ciudad de los Molinos, los hechos se desarrollaron cerca de la una del medio día del 30 de enero, cuando Miguel Ángel Tajuelo golpeó varias veces a su pareja, Juliana Monreal, cayendo sobre el suelo, para después asestarle diversas puñaladas cerca del cuello hasta provocarle la muerte casi instantánea, quedando sobre un gran charco de sangre en el salón de la vivienda.
Parece ser que el presunto lo tenía todo preparado, ya que, momentos antes, a su única hija, de 13 años, la llevó a casa de los abuelos maternos para que no presenciara el fatal desenlace.
Después del asesinato, decide confesar a su hermana Rosario, lo que había hecho, anunciando su intención inmediata de tirarse desde el segundo piso, situado en la Travesía Socuéllamos. Tras el fuerte impacto del cuerpo, es socorrido por los vecinos, siendo protegido con una manta al aparecer medio desnudo sobre la calzada. Al instante se personan las patrullas de la Guardia Civil y Policía Local, así como Emergencia Ciudad Real que lo trasladó al Hospital de Alcázar de San Juan y finalmente al de Ciudad Real, dentro de la Unidad Penitenciaria.
Tras la llegada inmediata de la hermana del supuesto criminal al lugar de los hechos, descubren en el piso el cuerpo sin vida de Juliana, levantado después a instancias del Juez, haciéndose cargo de las diligencias el Juzgado de Primera Instancia de Alcázar de San Juan.
Entre los motivos que se barajan de este fatal desenlace, se encuentran los celos y el dominio que al parecer ejercía Miguel sobre su pareja, ya que había constancia de una grave crisis matrimonial y rumores de una posible separación.
Conocida la noticia, el pueblo quedaba sobrecogido ante lo sucedido, una noticia inesperada dada la buena imagen de Miguel Ángel (con 40 años de edad y natural de Alcázar de San Juan), quien trabajaba como pescadero en una gran superficie de la localidad. Mientras, Juliana Monreal (de 43 años, natural de Criptana), ejercía como cocinera en salones ‘Cervantes’ y no había presentado ninguna denuncia por malos tratos.
Al sepelio de Juliana acudieron cientos de criptanenses para solidarizarse con la familia y ofrecer el más enérgico rechazo a lo sucedido, mientras que, el Ayuntamiento celebraba un pleno extraordinario para mostrar su repulsa por la nueva víctima de violencia de género, decretando dos días de luto y ondear las banderas a media asta con crespones negros. También tenía lugar una concentración en la puerta del Consistorio a la que se sumaron numerosos vecinos para guardar un minuto de silencio en memoria de la víctima, estando encabezada por el delegado del Gobierno, Miguel Lacruz, y el alcalde, Santiago Lucas, además de la mayor parte de la corporación
Cabe destacar que la noche anterior al asesinato, Juliana participó en una cena de empresa con sus compañeras, acudiendo a su hogar sobre las cinco de la madrugada, según varias declaraciones vertidas hacia este medio de comunicación, en donde se cree que fue motivo de una nueva discusión entre ambos.
Este incidente ha tenido eco a nivel nacional, mostrando su repulsa la mayor parte de los organismos públicos (como la Junta de Comunidades en pleno) e instituciones relacionadas con la mujer.
Haciendo un pequeño análisis, el presunto podría sufrir de esquizofrenia o psicosis, al actuar con alevosía y premeditación ya que, el último día laboral, aseguró que no iba a acudir el lunes a trabajar. Mientras, la opinión general habla de aplicar leyes más duras para evitar la muerte a manos de las parejas. Quizá, la conciencia creada, alimentada por los programas telebasura, puede animar a que se multipliquen los parricidas, como lo avalan las estadísticas superando las sesenta víctimas anuales.
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